martes, 17 de abril de 2012

Roulette: el crimen del gato negro

El gato negro era el más malo y cruel gato de todo el vecindario. Sus blancos dientes iluminaban las calles del vecindario con su luminosidad. Un día el gato salía de su casa para dar su típico paseo nocturno, horario en el cual, por mucho temor ningún otro gato salía a caminar. Un gatito muy pequeño y nuevo en la ciudad salió a caminar por la noche y al ver al gato negro fue a socializar y esa relación termino al instante ya que al día siguiente en la casa del gatito el entierro tenía lugar. El pozo en el que estaba enterrado era oscuro y triste. El gato fue a su casa y su dueño lo mandó a sentarse al barril que estaba ubicado en la parte más oscura, sucia y con telarañas de la casa. La carta hecha con la computadora del dueño fue inmensa pero para él ni eso era suficiente para disculparse, entonces decidió darles el doble de plata de la que iba a darles. Unos días después apareció un manuscrito en el buzón y esas eran las disculpas aceptadas del vecino, pero con el pedido de que el gato negro no vuelva a verse por esas calles. Y eso sucedió, y el gato se fue a la perrera para gatos.

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