lunes, 21 de octubre de 2013

"Otra vuelta de tuerca"

La mansión Bly se caracteriza por haber tenido una innumerable cantidad de empleados. Tanto amas de llaves como jardineros, pero acá vamos a hablar puntualmente de las institutrices. Otra vuelta de tuerca es una novela fantástica que cuenta la historia de una institutriz que presencia apariciones de empleados de la mansión ya muertos y con el tiempo comienza a creer que sus pupilos tienen algo que ver con este misterio. Una joven institutriz inglesa fue contratada para cuidar a Miles y Flora, dos pequeños huérfanos que quedaron a cargo de su tío, un millonario de Harley Street cuya única condición (con el personal de la mansión) es no hablarle ni escribirle, sin importar lo que pase. La institutriz no veía de que preocuparse ya que los niños eran perfectos en todos los sentidos y el ama de llaves, la señora Grose, parecía adorable. Sus primeros días en Bly fueron muy cálidos. Todos la trataban bien. Ya conocía a todos menos al pequeño Miles quien estaba por regresar de la escuela ya que había sido expulsado por razones desconocidas. Sin embargo al conocerlo notó que ambos eran muy amorosos con ella y al parecer muy buenos amigos. Todo era perfecto hasta que un día, ella estaba paseando por los jardines en su tiempo libre cuando vió en una de las tantas torres que había a un hombre desconocido. Al principio no fue muy alarmante porque ella pensó que podía llegar a ser alguien del personal que ella no conocía o alguien que estaba perdido. Todo estaba muy bien hasta que un día, en el comedor, ella vio de vuelta a esa persona en la ventana. Esta vez, ella reunió valor y se lo contó a la señora Grose. Ambas llegaron a la conclusión de que las características físicas de este hombre coincidían con las de Peter Quint, un criado del tío que había fallecido. Luego de reiteradas apariciones de este sujeto apareció alguien nuevo, la señorita Jessel, una institutriz que ya había fallecido. Su primera aparición fue extraña porque Flora estaba presente, aunque no se mostró asustada, al contrario, hizo de cuenta de que no había una tercera persona. Jessel tenía la apariencia de una mujer oscura y malvada. Todas estas apariciones y la sospechosa actitud de Miles y Flora con su supuesta actuación de chicos perfectos y adorables hizo a la institutriz dudar de la complicidad entre sus pupilos y los espíritus. Esto hizo que pasen cosas extrañas y fuera de lo común en las relaciones dentro de la casa. Las últimas dos apariciones cambiaron todo para siempre. En mi opinión, la institutriz ni mentía ni estaba loca. Muchos pueden haber llegado a la conclusión de que si lo estaba por el hecho de que ella era la única que había visto a Jessel y a Quint, o al menos la única que lo admitía pero no comparto esta idea. Lo que yo pienso es que cuando ella llego a Bly le encantó el lugar, el trabajo, los demás empleados y por sobre todo sus pupilos. Su vida en ese momento era prácticamente perfecta ¿Porque hubiera ella mentido con algo así como para arruinar su trabajo? Y si realmente estaba loca hubiera hecho más cosas que solo inventar apariciones de gente muerta. Y por último, ella llego a Bly cuando Jessel y Quint estaban muertos, es decir, no los conoció, esto demuestra que para poder describírselo a la señora Grose, ella lo tenía que haber visto. De otra forma las descripciones de Quint y el hombre misterioso no hubieran coincidido. Para mi esta novela es sumamente atrapante porque en cada capítulo hay muchas revelaciones y suceden cosas extrañas e inesperadas. Tanto en cada conversación como en cada aparición hay secretos y misterios que no permiten dejar de leer para saber cual es la respuesta. Cada personaje, ya sea vivo o no, tiene una personalidad muy interesante con muchos atributos buenos, malos e incluso ocultos.

martes, 8 de octubre de 2013